MITOS DEL VINO

El vino forma parte de nuestra cultura mediterránea. Su historia se remonta a la época de los fenicios y los romanos. Por ello, es normal que surjan leyendas y mitos en torno a él. Algunos de ellos se han convertido en falsas creencias, y otros sí que hay que tenerlos en cuenta. Os vamos a desgranar algunos de los mitos que rodean al vino y descubrir cuáles son ciertos y cuáles no.

La calidad del vino lo determina su precio y su tapón

Empezamos desmontando mitos del vino con uno de los aspectos que frecuentemente se asocian a una falta calidad, cuando para nada es así. El tapón de una botella determina la calidad del vino: falso.  Hay un estigma muy extendido que relaciona tapón de rosca con vino de menor calidad. Pese a que el corcho 100% natural es una gran opción, también podemos encontrar en el mercado tipos de tapones de “falsos corchos” que incorporan aglomerados o son sintéticos, que incluso pueden llegar a perjudicar el vino.

Los tapones de rosca actualmente son muy eficaces, y para nada se tienen que asociar a la calidad de un vino. De hecho, por poner un ejemplo, son útiles para evitar fallos en el vino como puede ser la “enfermedad del corcho”, que genera aromas a humedad y moho. Además, el tapón de rosca facilita la tarea de abrir una botella, ya que permite prescindir del sacacorchos, y también se evita correr el riesgo de que se rompa el tapón.

En cuanto al precio, existen vinos a buen precio de una gran calidad. Cabe destacar que el importe de un vino no viene únicamente determinado por la calidad, sino que influye la exclusividad de este, la demanda, el posicionamiento en el mercado, la zona de la que proviene y el prestigio que va adquiriendo una bodega con el paso de los años.

Temperatura, consumo y envejecimiento del vino embotellado

Abrimos un vino y nos sobra, tenemos que consumirlo en pocos días para que no se estropee: verdad. Para el vino blanco se recomienda beberlo en un plazo máximo de 3 días, siempre guardándolo en nevera y con su corcho, y en el caso de los tintos, el tiempo de consumo se extiende hasta una semana como máximo, siempre que se conserve en un lugar fresco y con poca luz. Es importante saber que, a menor cantidad sobrante, antes se echará a perder a consecuencia de la exposición al oxígeno.

El vino tinto se tiene que servir a temperatura ambiente, no se puede meter en la nevera: mentira. Más que que el vino esté a temperatura ambiente, lo importante es que el vino se consuma a la temperatura adecuada. En el caso de los tintos se mueven en torno a los 16ºC, 17ºC, y los blancos en los 8ºC. Aunque para muchas personas resulte chocante, hay variedades de tinto que destacan después de haber pasado por nevera un breve periodo de tiempo.

El vino (especialmente el tinto) con el paso de los años mejora: depende. No, no todos los tintos mejoran con el tiempo. Existe la creencia popular de que un vino tinto siempre mejora con el paso de los años y lo cierto es que, en la gran mayoría de los casos, el vino tinto tiene una vida de alrededor de siete años. Si hablamos de vino blanco, el tiempo se reduce a tres años. Para que un vino sea de guarda debe cumplir con unos aspectos concretos: taninos, acidez, complejidad aromática, nivel de alcohol…

Carne con vino tinto y pescado con vino blanco

El maridaje perfecto, vino tinto con carne y vino blanco con pescado: mentira. El maridaje es arriesgar y, sobre todo, complementarse, que la combinación vino y comida no se contrarresten. Hay vinos blancos que complementan a la perfección una carne roja, y al revés, tintos que son el aliado ideal para un plato de pescado. Para acertar, lo importante es conocer bien las características del plato: intensidad, grasa, frescura, acidez, dulzor, aromas… y en función de estos aspectos será más sencillo escoger el vino ideal.